Esa palabra “sueño” la llevamos en nuestro corazón y nuestra mente, al pensar: “mi sueño es, algún día…” puede ser alcanzar un título, casarse, estar totalmente sano de alguna enfermedad que ha estado por mucho tiempo; utilizamos mucho la frase “me gustaría que se cumpliera mi sueño”.
La Biblia habla de sueños y visiones y hace sus respectivas divisiones y comparaciones, pero hoy hablamos de cuál es nuestro sueño, porque con este tema empezamos esta serie de alcanzar nuestros sueños. Mientras oraba sobre el tema que íbamos a compartir, Dios me hablaba sobre el libro de los Hechos 2:17, que leeremos ahora. La idea es que disfrutemos de la vida que el Señor nos ha dado:
Hechos 2:17 (NIV): “Sucederá que en los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Profetizarán sus hijos y sus hijas, los jóvenes tendrán visiones y los ancianos tendrán sueños”
Es interesante que en la Biblia se haga referencia a los últimos días y especialmente, de los jóvenes y ancianos que tendrán visiones y sueños, pero también llama la atención en el pasaje que leímos, que el tiempo en que sucederá, es después que se derrame el Espíritu de Dios; Él viene a nuestra vida, después que reconocemos al Señor como nuestro Salvador, y empezamos a tener los sueños y visiones.
Hace muchos años, hubo un anciano en una iglesia a donde nosotros asistíamos, que se llamaba Emiliano Marroquín, él murió de cáncer. En una ocasión, fuimos a orar por él, pero nos contestó que no éramos nosotros quienes íbamos a orar por él, sino él por nosotros. En esa oportunidad me dijo que tuvo un sueño donde me veía compartiendo la Palabra, a muchas personas, tanto en Guatemala como en otros países. En ese tiempo, yo andaba en otros afanes y no tomé en serio lo que me dijo, porque dentro de mí yo no creí el sueño que este hombre había tenido para mi vida. Muchas veces caemos en eso, no creemos en los sueños que otras personas sueñan para nosotros. Gracias a Dios por las personas que permitieron que el Espíritu santo se derramara en ellos, los llenara y compartiera esas visiones y sueños, pero eso es para todos los que hemos recibido al Señor, está dado en la Palabra.
¿Cuál es su sueño hoy? Todos estamos por trabajar, por generar finanzas, por nuestros logros académicos, una empresa, tantas cosas. ¡Qué bueno que tenemos esos sueños en nuestro corazón! Pero antes de todos esos sueños, debemos tener un sueño: El deseo de conocer al Señor. Esto es importante, porque no podemos pensar en nuestros sueños, si primero no conocemos la perfecta voluntad del Señor. Usted mira a mucha gente frustrada, porque no logra avanzar ni hacer lo que quiere, le va mal, pero es así porque no se ha dado la prioridad al sueño más importante, al que es antes que cualquier otro sueño, que es conocer al Señor.
Mateo 6:33 (TLA): “Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten.”
Reconocer: Examinar con cuidado a algo o a alguien, para enterarse de su identidad y de su naturaleza. Si lo aplicamos al versículo, lo que quiere decir es que lo más importante, es que reconozcan la identidad y la naturaleza de Dios, que nos identifiquemos y veamos cómo es Él.
A veces caemos en el pensamiento erróneo de que Dios es malo, que se equivoca, que nos falló, que no nos puso atención, cuestionamos por qué Dios permitió que sucediera tal o cual cosa, pero no es que Dios se haya equivocado, sino porque nosotros nunca lo reconocimos, no le dimos su lugar, no lo conocimos a Él ni al plan que tenía para nosotros. Para alcanzar el sueño principal que debemos tener, es necesario que cumplamos los siguientes puntos: