1. Moisés.
Moisés ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches en cuatro ocasiones diferentes. La primera vez fue por los primeros mandamientos (Éxodo 24:18). Aunque esta cita no menciona que Moisés ayunó mientras esta en el monte con el Señor, el libro de Deuteronomio muestra claramente que él se abstuvo tanto de pan como de agua. Hay una diferencia entre un ayuno y un ayuno con sed; durante un ayuno nos abstenemos de probar alimentos, pero en un ayuno con sed nos abstenemos también de tomar agua. (1° Corintios 4:11). A menos que el Señor nos este hablando y dirigiendo claramente para ayunar con sed, no es prudente dejar de beber agua por más de tres días.
La segunda vez que Moisés ayunó por cuarenta días y noches fue cuando estuvo intercediendo ante Dios a causa de la idolatría de Israel, cuando hicieron el becerro de oro.
2. Elías.
“Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí á su cabecera una torta cocida sobre las brasas, y una jarra de agua: y comió y bebió y se volvió á dormir. Y volviendo el ángel de Yahvé la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come porque si no el viaje sería demasiado largo para ti, Elías de levantó pues, y comió y bebió; y aquella comida le dio fuerzas para caminar cuarenta días y cuarenta noches, hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.”1° Reyes 19:5-8
Cuando sentimos que ya no podemos ir más adelante, es tiempo para ayunar del alimento natural, y empezar a alimentarnos del pan de santidad de Dios. El cual impartirá nueva vida y fuerza a nuestro hombre espiritual.
3. Jesús.
“Luego el Espíritu llevó a Jesús l desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba, estuvo cuarenta días y cuarenta noches sin comer y después sintió hambre” Mateo 4:1-2
Aunque Jesús era el Hijo Unigénito de Dios, quien vino de la eternidad para cumplir la voluntad de Su Padre, Él ayunó antes de salir a ministrar.
No importa cuántos dones o crecimiento espiritual tengamos, debemos sujetarnos al mandamiento del Señor, y mortificar nuestra carne.
Tenemos que ayunar para estar listos para el regreso de nuestro Esposo celestial. Este es el tiempo de la preparación.
Ciertamente muchas otras personas en la Biblia ayunaron, pero baste estos ejemplos para enseñarnos la importancia del ayuno en nuestro crecimiento espiritual.
Puedes ayunar desde tres horas o más hasta varios días. según lo que el Padre Celestial indique para tu cuerpo.
También puedes hacer abstinencia de carnes rojas, o de determinado alimento que te agrade y sea un sacrificio para ti verlo y no poder ingerirlo.
Todo sacrificio de la carne ofrecido a Dios es digno del Padre.
Deseo de todo corazón que nuestra fe sea llevada a otro nivel y que podamos disfrutar aúnmás de la gloria de Dios.
Pastor Ruben Reyes
Pastor General Iglesia Cristiana Amigos de Dios