Cree en las Grandezas de Jesús

 

2. Servir al Señor y hacer su voluntad.

 

¿Cómo Dios no me va a respaldar, si yo lo sirvo y hago lo que a Él le agrada? Yo quiero que la persona por la que oro sea sana, libre, restaurada, que pase algo extraordinario, pero ¿qué he hecho yo con mi vida? ¿he tomado la biblia para ver cómo se hace, cómo se utiliza el nombre del Señor y cómo otras personas de fe actuaban y lo hacían? ¿he estado orando a Dios y he estado anhelando esos tiempos de intimidad con el Señor, para que cuando me toque salir al campo de batalla, cuando me toque salir a la acción, tendré su respaldo?

 

Pablo dice claramente “les ruego que dediquen toda si vida a servirle y a hacer todo lo que le agrada”. El servir al Señor es una gran bendición y hacer lo que le agrada es lo que más nos cuesta. ¿Qué le agrada? Que lo conozcamos, que hagamos lo que nos mandó a hacer en su Palabra, de ir y hacer discípulos; si lo hacemos, estamos haciendo la voluntad de Dios, lo que a Él le agrada. A veces queremos que se opere un milagro tan extraordinario en nuestra vida y en nuestra familia, pero no estamos haciendo lo que a Él le agrada, ni viviendo como a Él le agrada. ¿No cree que las señales, los milagros y las cosas maravillosas vendrían a nuestra vida más rápido, si agradamos al Señor? ¿No vendrían las respuestas más rápido, si no nos pesara servirle?

 

Romanos 12:2: “Y no vivan ya como vive todo el mundo, al contrario, cambien su manera de ser y de pensar, así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, todo lo que es agradable y todo lo que es perfecto”.

 

Si yo vivo como vive el mundo, ¿cómo quiero saber lo que Dios tiene para mí? Si por el trajín de la vida, no le pongo atención a Dios y lo que Él tiene para mí. Hay empresarios y profesionales que trabajan más de catorce horas, pero ¿cuánto tiempo dedican a escuchar la voz de Dios? Pablo dice que no vivamos como el mundo, porque si no, no disfrutaremos de sus maravillas y de la gloria de Dios, porque ¿dónde vamos a disfrutarlo? Es aquí en la tierra, pues en el cielo todos estaremos bien, cantando, alabando, pero la palabra de Pablo es para este tiempo.

 

Sería penoso que un día, el Señor nos dijera: “Qué bien cantaste, que bien te veías sentado, escuchando mi Palabra, pero… sólo eso hiciste, a pesar que yo te dije que prometí hacer maravillas, ¿qué hiciste con mi promesa?”. Yo le pido a Dios que el día que esté frente a Él, el ir y hacer discípulos, orar por los enfermos, echar fuera demonios, tenga un buen record. Porque me presentaré ante Él y me dirá todos mis logros, pero me preguntará ¿qué hiciste por mí?

 

Si queremos ver la gloria de Dios y todas sus maravillas, que Él sea el número, sirvámoslo y seamos obedientes a todo lo que Él nos mande.