Mateo 5:1-3 (La Biblia de las Américas): “Cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.”
Mateo 5:1-3 (Versión Lenguaje Actual): “Cuando Jesús vio a tanta gente, subió a una montaña y se sentó. Los discípulos se acercaron, y él comenzó a enseñarles: Dios bendice a los que confían totalmente en él, pues ellos forman parte de su reino”.
Debo confiar en Dios, totalmente. Los tiempos en que vivimos actualmente, ciertamente son difíciles, pero también serán los tiempos más gloriosos: Veremos cosas extraordinarias, veremos aún más manifiesto el poder de Dios, Él nos respaldará, el Espíritu Santo nos hablará, nuestros ojos serán abiertos al estudiar la Palabra de Dios, porque el tiempo del Señor está más cerca; disfrutemos los días que vivamos sobre la faz de la tierra, haciendo lo que dice Su Palabra. Si la Biblia dice que Dios me bendecirá si confío totalmente en Él, así será. No pongamos nuestra confianza en lo que tenemos o podemos lograr, tomemos la Palabra de Dios y confiemos totalmente en Él, porque: a) Seremos bendecidos, y b) Somos parte del Reino. Tenemos un papel especial y algo importante que hacer, y lo lograremos, si confiamos plenamente el Él.
En la versión de Las Américas, menciona “bienaventurados los pobres en espíritu”. Muchas veces hemos leído “El Sermón del Monte”, que también es conocido con otros nombres, pero lo hemos leído y probablemente no nos hemos percatado de cómo empieza el Sermón. La biblia dice que Jesús empezó enseñando, y lo primero que enseña es: Bienaventurado el pobre en espíritu. Pero, ¿qué significa?
Pastor Rubén Reyes
- Bienaventurado: Antiguamente, significaba “feliz aquel”, actualmente, tiene más connotaciones, entre ellas, largamente bendecido, dichoso, siempre feliz.
- Los pobres en espíritu: Es la persona que depende totalmente de Dios, quien se toma de la mano de Dios, es decir, que no confía en sus propias fuerzas, sino siempre le pide ayuda a Dios. Es naturaleza del ser humano, cuando se vuelve bueno en algo, no pedirle ayuda a Dios. Es necesario que cada decisión que vayamos a tomar, sea espiritual o secularmente, le consultemos al Señor y dependamos en Él, porque separados de Él, nada podemos hacer. La primera opinión que debo tomar en cuenta, es la del Señor.