¡Confía! y verás lo sobrenatural de Dios

 

3.    Atraer la atención de los que estaban en dos pensamientos.

Nosotros, como hijos de Dios, tenemos la capacidad de sacar a la gente de dos maneras de pensar, con la ayuda del Espíritu Santo. ¿No se ha dado cuenta que las personas, cuando tienen éxito en sus negocios, tienden a pensar que ese éxito es por mérito propio y no por Dios, y empieza a abandonar que todo lo que viene y tiene, es por el Señor? Empiezan a tener ese conflicto en su interior, pero si un hijo de Dios le dice “que jamás se te olvide que lo que tienes, es porque Dios te lo ha dado” lo que hoy somos, es porque Dios nos lo ha dado. Hay muchas personas que sufren, porque son muy indecisas y vacila en dos pensamientos; el Señor no quiere eso, sino que nos definamos.

El objetivo de lo que instruyó el profeta, no era que cayera fuego, sino que la gente saliera de esa forma de pensar y dejara de adorar y mezclar a Dios con los otros dioses, que saliera de esa ignorancia y se convenciera de que Dios es único.

1º Reyes 18:25-29 (TLA): “Entonces Elías le dijo a los profetas de Baal: Elijan un toro para ustedes y prepárenlo primero, porque ustedes son muchos. Pídanle a su dios que mande fuego, pero no lo enciendan ustedes Entonces ellos tomaron el toro que les dieron, lo prepararon y oraron a su dios desde la mañana hasta el mediodía. Le decían: “¡Baal, contéstanos!” Los profetas de Baal saltaban alrededor del altar que habían construido. Pero no se escuchó ninguna voz ni nadie respondió nada. Al mediodía, Elías se burlaba de ellos, y les decía: “¡Griten más fuerte! ¿No ven que él es dios? A lo mejor está pensando, o salió de viaje; quizás fue al baño. ¡Tal vez está dormido y tienen que despertarlo! Los profetas de Baal gritaban fuerte. Se cortaban a sí mismos con cuchillos hasta que les salía sangre, pues así acostumbraban hacerlo en sus cultos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando y saltando como locos. Por fin llegó la hora acordada para quemar el toro, pero no se oyó ninguna voz. Nadie escuchó ni contestó nada.”

A veces da la impresión, como que los cristianos no creyéramos en Dios y caemos en ese papel, gritando, exigiendo, pidiéndole, llorando y Dios no contesta. La solución se la mencioné al principio: No abandone los mandamientos ni le quite su lugar al Señor. ¿Por qué a éstos nunca les contestó? ¿Por qué se burló Elías de ellos? Porque sabía quién estaba con él y que después de que les diera el tiempo

La hora para los sacrificios a Jehová, en ese tiempo, era las tres de la tarde; Elías planeó una estrategia y les dijo a los baales que empezaran ellos, desde horas de la mañana, de manera que, a las tres de la tarde, Elías pudiera ofrecer el sacrificio al Señor, como Él se merece. Por ello es que la Biblia menciona que, llegada la hora, no hubo respuesta a los baales, pero Elías ya estaba listo. Hay una hora y una forma para hacer el sacrificio delante de Dios.

1º Reyes 18:30 (TLA): “Entonces Elías le dijo a todo el pueblo: Acérquense a mí. Todos se acercaron, y Elías construyó el altar de Dios, que estaba derrumbado. Tomó doce piedras, una por cada tribu de Israel: nombre que Dios le puso a Jacob, antepasado de los israelitas. Con esas doce piedras construyó el altar. Luego hizo una zanja alrededor del altar, en la que cabían unos doce litros de agua. Acomodó la leña, cortó el toro en pedazos y lo puso sobre la leña. Entonces Elías le dijo a la gente: Llenen cuatro jarrones con agua y mojen por completo el toro y la leña. Ellos lo hicieron así…”

Note algo: el profeta hizo algo más de lo que los otros cuatrocientos cincuenta profetas habían hecho. Mojó más el sacrificio, pero también hay algo que es importante y es clave a la hora de presentar el sacrificio, y es que Elías lo hizo solo. Yo le pregunto, si hoy le traigo una res y le digo que le presentaremos un sacrificio a Jehová, que lo prepare usted solo. ¿Cuánto tiempo estima que se llevará en hacerlo? Elías preparó el altar, lo restauró, él lo prepara, es su trabajo, su esfuerzo, pero también nadie más está preparando el sacrificio especial para Dios, sino el único que le creía era el que intervenía en el sacrificio, además, le dice al pueblo que moje la leña y el sacrificio. Contra toda lógica y con la razón golpeada, el pueblo estaba a la expectativa, porque ¿cómo podría encenderse el sacrificio, si todo había sido completamente mojado? Algo precioso y sobrenatural estaba por suceder. Elías confiaba en que eso sucedería.

1º Reyes 18:31 (TLA): “… y después Elías les dijo: Háganlo otra vez. Ellos echaron nuevamente agua sobre el animal y la leña, y Elías les pidió que hicieran lo mismo por tercera vez. El agua corrió alrededor del altar y llenó la zanja.”