¿Cuál es tu sueño?

 

 

He tenido oportunidad de escuchar muchas veces a los hermanos, preguntarse el por qué de la situación que están atravesando, pero es sencillo: Debemos reconocer a Dios como nuestro rey, como nuestro único Señor y hacer lo que nos manda a hacer. La Palabra es clara cuando explica que ganar almas es de sabio, oren por los enfermos, hagan discípulos; ese es un mandato que muchas veces nos cuesta hacer, porque no es nuestro primer sueño, sino muchas veces nuestro primer sueño son todos esos afanes. Dios hoy nos está diciendo que lo primero que debemos hacer, es reconocerlo a Él como nuestro único Rey y Salvador. Si empezamos por ahí, las cosas empezarán a cambiar. A veces, a causa de lo que tenemos y ya somos, vamos dejando a Dios en otro plano y no en el primero, que es el que le corresponde. Si la Biblia nos indica que debemos reconocerlo, que cada día lo conozcamos más, su identidad y su naturaleza, lo primero que tenemos que hacer, es buscarlo. No le demos más vueltas al asunto: Los problemas que hoy atravesamos, son consecuencia de la falta de búsqueda de Dios como él se lo merece, porque muchas veces sólo lo buscamos cuando tenemos necesidad de Él. Cambiemos esa actitud y que Él siempre sea el primero, si tenemos salud o enfermedad, si económicamente estamos en bonanza o en necesidad, Él siempre debe ser el primero en nuestra vida.

¿Recuerdan que la semana pasada recordamos sobre la mentalidad de Pablo, sobre ser un hombre ganador? quiero leerles este pasaje, sobre cómo se expresaba este varón:

Filipenses 3:3-8 (RVR95): “Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne, aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que se basa en la Ley, irreprochable. Pero cuantas cosas para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor a Cristo. Y ciertamente aún estimo las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”  

En el final del pasaje, otras versiones utilizan: “para conquistar el corazón de Cristo”. Les he compartido este texto, para entrar al segundo paso: