¿Cuánto tiempo tenemos de estar caminando en el evangelio, y aún seguimos sufriendo? Hay personas que dicen “de haber sabido que así era el evangelio, yo no hubiera entrado”; estas personas deben darle gracias a Dios que tuvo misericordia de ellos y que ya están en el camino de la verdad. Pero algo que se nos dificulta a todos, es despojarnos de lo que no sirve. Usted sabe que la palabra dice que sin santidad, no veremos a Dios, usted sabe que debemos vivir lo más alejados del pecado, para ver manifiesta la presencia de Dios y ver lo sobrenatural de Él.
Pablo expresa que no importaba todo lo que podía ser en la carne, sus capacidades, sus conocimientos, porque todo lo había dejado, con el propósito de conquistar el corazón de Dios. No hay manera de conquistar el corazón del Señor, si nosotros no dejamos lo que no sirve, lo que nos estorba: malos pensamientos, malas actitudes, hipocresía.
Hebreos 12:1 (RVR95): “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”; en la versión de La Biblia de las Américas, leemos: “…despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve…”
Todos tenemos un camino que recorrer, hay una carrera que debemos cursar, que es el plan perfecto de Dios para nuestra vida. Si aún no lo hemos encontrado, pidámosle al Señor que nos lo muestre.
Despojarse: Desposeerle violentamente de algo.
Las cosas que nos atan, que no sirven, el pecado, es lo que nos enreda fácilmente y nos hace desviarnos del camino que Dios nos tiene trazado. En el pasaje leemos que debemos despojarnos, quitarnos violentamente esas cosas que no sirve, pero ¿por qué no podemos hacerlo? ¿por qué no podemos cortar de raíz aquello que no nos sirve y que no nos llevará a la felicidad? Es similar a la persona que trata de salir de un vicio como el alcoholismo o tabaquismo, que dice: “es que puedo abstenerme seis meses, pero otros seis meses, no puedo” ¿cómo es posible? Porque lo hace en sus propias fuerzas.
Al pecado y lo que no sirve, no se le puede tratar suavemente, a medias, sino violentamente. Si tenemos mal carácter, decimos malas palabras, pidámosle al Señor que nos ayude a controlar nuestro carácter, que domine nuestra lengua, pero debemos meternos con Dios, porque ¿cómo no nos atenderá, si es nuestro Rey, nuestro Papá? La Biblia es clara: el Señor nos atiende y escucha, pero debemos cortar violentamente lo que no sirve en nuestra vida. ¿Cómo no agradaremos al Señor, si nos ve luchando intensamente por desechar y despojarnos de aquello que nos estorba? Debemos cambiar, si antes no le dábamos gracias a Dios por las bendiciones que nos da cada día, empecemos a hacer cambios, tal vez de cosas sencillas, más adelante habrá otras más difíciles, pero haciendo estos cambios y despojándonos de lo que no sirve, agradaremos al Señor.