La primera piedra de una obra no es puesta por el constructor, es puesta por Dios en el corazón de aquel que tuvo la visión.
Cuando el rey David comenzó a reinar en Israel, tenía una sola pasión en su corazón: servir a Dios con todas sus fuerzas, y con toda su alma. Ese deseo lo puede sentir en su corazón, solamente alguien que vivió días y noches de amargura, largos tiempos de tristeza y lágrimas en lugares desolados. ¡El rey David fue un salmista por excelencia! Era tal su pasión y entrega por Dios, que no escatimó ningún esfuerzo para agradarle y darle lo mejor.
Al igual que David, desde que se depositó el deseo de adquirir un nuevo templo en el corazón de nuestro Pastor Rubén Reyes, se comenzó a buscar un lugar especial donde la presencia de Dios se ministrara con libertad y comodidad, donde todos compartiéramos en armonía y gozo; un lugar donde más de ciento cincuenta personas tuvieran la bendición de adorar a Nuestro Padre Celestial con todo su corazón.
Finalmente, ese espacio se encontró: ¡El 5 de junio, será una fecha histórica que no borraremos de nuestro corazón! Con gran alegría fue inaugurado el nuevo templo de nuestra iglesia; un lugar precioso donde esperamos que el poder de Dios se manifieste de manera sorprendente como hasta ahora. Un lugar que cuenta con los servicios necesarios básicos: área de oficinas, un salón para niños, espacio para estacionamiento, lugar suficiente para 200 personas y servicios sanitarios. En este lugar permaneceremos “hasta que Dios lo ordene” según palabras del pastor.
“Desde que comenzamos con esta visión, hemos trabajado con excelencia, y este templo no será la excepción” Rubén Reyes.
Al día de hoy, el lugar se encuentra en fase de remodelación. Se está acomodando de acuerdo a las necesidades que se presentaron, todo esto gracias al arduo trabajo de un grupo de jóvenes que aman esta obra: los ingenieros Sergio Yoc y Pablo Girón, apoyados por los arquitectos Erick Ortiz y Pedro Girón, el diseñador gráfico Jaime Chuta, el ingeniero en sistemas Fernando De León y muchos otros que pública o anónimamente están invirtiendo su talento y su tiempo para que este lugar sea digno de la presencia de Dios. El área de niños fue remodelada de forma conveniente y se adquirió el equipo de sonido, se modificaron los servicios sanitarios y oficinas, se adquirieron doscientas sillas, se pintó la fachada y se colocó una manta con el logotipo de la iglesia. A corto plazo, se construirá el altar general, se impermeabilizará y pintará el interior.
Definitivamente, este templo comenzó a bendecir nuestras vidas desde el primer día, y no es para menos, pues Dios nos ha apoyado y lo seguirá haciendo hasta el último día en esta tierra, sin importar lo difícil o complicado de los problemas que debamos enfrentar. Estamos maravillados de la forma en que Él obró a nuestro favor, desde el primer contacto con el dueño, hasta el momento en que fueron entregadas las llaves; no tenemos palabras para expresar todo el agradecimiento que hay en nuestros corazones, y ese es otro motivo para continuar dando lo mejor de nosotros.
Al igual que David, nuestro objetivo esta bien definido, nuestro corazón esta lleno de pasión por agradarle a Él, nuestras fuerzas se renuevan cada día y nuestros ojos permanecen puestos en la visión que Dios nos encomendó: “Restaurar la amistad con Dios en cada familia de Guatemala y las Naciones, enseñándoles a creer en Su Palabra y a confiar que el Espíritu Santo está con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” Amén.