3. No tenga temor. Le tememos a algo. Tal vez a los ratones, a las arañas, a las serpientes. La pereza y el temor, a emprender o realizar algo, es lo que a muchos los tiene apagados y decepcionados. Si hay algo que garantice que nuestros sueños serán cumplidos, es creer y tener claro que Dios está con nosotros, no esperemos que esté la familia o los amigos, probablemente no estén. Dios sí estará con nosotros.
Ya tengo el sueño claro; tal vez venga un tiempo de temor, pero pesa más que sepamos que Dios está con nosotros.
Cuando los jóvenes empiezan el nivel diversificado, empiezan con el temor de cómo le irá con tal o cuál materia. Pero una vez dentro, se dan cuenta que sí pueden. Tal vez le temíamos a un examen, muy probablemente porque no estudiamos… Y hablo de un temor “sencillo”. Cuando viene el tiempo de emprender el sueño de Dios, vendrán muchos más. Yo les platicaba que cuando enseñábamos en la escuela ministerial, durante la exposición del tema de la visión, hubo un joven que me preguntó: “Pastor, en este tiempo en que están persiguiendo a las iglesias y cada vez las cosas se complican más, ¿usted emprendería una iglesia?” yo respondí: “Si Dios me da la visión y es el tiempo de Él, si Dios me lo da, debo emprenderlo, porque será bendición para muchos”. Pero, pregúnteme si tenía miedo… ¡Claro! Pero yo debo tomar la palabra, meterla dentro de mi corazón y pensar que no debo temer, porque en la Palabra dice que el Señor está conmigo y si Él está conmigo, si garantizo su presencia, lo voy a lograr.
Pero no emprenda un sueño, si no está bien con Dios. En todo sueño, lo más importante es el respaldo de Dios, que Dios esté y se manifieste, que sea el número uno. Pero si Dios no está, es mejor no empezar.
En el pasaje leemos: “…no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré…” Viene fortaleza, física y espiritual; viene ayuda, hay cosas que para realizar los sueños, vendrán directamente de Dios, ni siquiera con asesores, sino viene Dios y las pondrá directamente en nuestro corazón. Dios tiene muchas formas y medios para ayudarnos, pero lo mejor es que venga su espíritu y nos hable al oído y nos indique el tiempo, el momento y la forma de hacerlo.
Sofonías 2:3 (LBLA): “Buscad al Señor, vosotros todos, humildes de la tierra que habéis cumplido sus preceptos; buscad la justicia, buscad la humildad. Quizá seréis protegidos el día de la ira del Señor.”
Proverbios 15:33 y 18:12 (TLA): “Quien obedece a Dios gana en sabiduría y disciplina; quien quiera recibir honores debe empezar por ser humilde.” Y “El orgullo acaba en fracaso; la honra comienza con la humildad.”