4. Manténgase humilde y agradecido. No podemos dejar la humildad y la gratitud de lado. Todo sueño de Dios, bien hecho y realizado, tendrá honra, seremos admirados, pero debemos mantener la humildad y la gratitud. Ese tiempo de honra no vendrá, si no mantengo la humildad. Hay personas que alcanzan el “éxito”, pero fracasan porque no se mantienen humildes. Vea esto:
• La humildad nunca será un signo de debilidad, sino una virtud de carácter fuerte.• Todo aquel que sea desinteresado de sí mismo, que vive una pasión ardiente por Dios, se le va a facilitar lograr sus sueños.• Una persona humilde no está preocupada por su reputación, sino de poner el nombre de Dios en alto.• La verdadera humildad es negarse a uno mismo, para magnificar los propósitos de Dios, para heredar la tierra y todo lo que hay en ella.
Si no me mantengo humilde y no le pido al Señor que me dé un corazón humilde, es decir, que no me interesa lo mío sino que los propósitos de Dios se vuelvan reales en esta tierra, las cosas sucederán, pero si soy yo quien quiere ser visto, exaltado y llevarme la gloria y los honores por el sueño que Dios puso en mi corazón, le estoy robando la gloria a Dios y eso no es correcto. Todo lo que Dios ponga en tu corazón, hazlo con humildad y gratitud.
Si dejamos la humildad y la gratitud fuera, no estamos haciendo las cosas correctamente. Probablemente pensemos que Dios nos dio un negocio, pero éste no avanza; agradezcamos que ya nos lo dio, pues ya vendrá el tiempo en que prosperará. Quizá necesitemos ser más humildes, o más agradecidos, démosle al Señor lo que corresponde, démosle las gracias y seamos humildes.
En ocasiones, nos está yendo muy bien, pero a quien menos le damos gracias es a Dios. Y recuerde, en cualquier momento, Él puede probar dónde está puesta nuestra confianza. Sea humilde y agradecido, porque debido a la falta de ello, no hemos logrado nuestros sueños. Dios quiere que disfrutemos de la vida, haciendo lo que nos ha enviado a hacer.
Leemos en Mateo 5:5 (TLA): “Dios bendice a los humildes, pues ellos recibirán la tierra prometida”. Sólo hay una forma de recibir y heredarlo: Después de haberle creído con todo nuestro corazón, mantenernos humildes. Seremos felices si somos, nos mantenemos y practicamos la humildad, y somos agradecidos, seremos largamente felices.
Debemos hacer lo que Dios nos ha enviado a hacer, y que los sueños se vuelvan una realidad, tanto en lo espiritual como en lo secular. Ha llegado el tiempo en que debemos buscar las oportunidades, en lugar de esperarlas.
Si Dios nos envió, Él está con nosotros y debemos hacerlo. La oportunidad está. Cuando empezamos con el proyecto de la iglesia, alguien comentó que hay cerca de veinticuatro mil ochocientas iglesias en el país. No importa, porque si Él puso el sueño, nos respaldará. ¿Aún hay necesidad en el país? Sí. La oportunidad nos ha sido dada y hay que aprovecharla.
• Decida ver cada problema como una oportunidad de encontrar una solución. Los problemas apagan los sueños, pero debemos cambiar nuestra forma de pensar y encontrarle solución a cada problema que se presente. En uno de sus libros, John Maxwell dice: Si tienes un problema, búscale diez soluciones. De ellas, hay cinco muy buenas; de esas cinco, hay tres excelentes; de esas tres, hay una buenísima para resolver el problema. Es cierto: toda situación tiene solución.• Decida ver cada desierto como una oportunidad para encontrar un oasis.• Decida ver cada noche, como un misterio a resolver.• Decida ver cada día, como una nueva oportunidad de ser feliz.• Decida llegar a la cima y nunca dejar de subir.• Los sueños son solamente para hacerlos realidad. Ya es tiempo. Hagámoslo. Dios está con nosotros.
Dios nos ha llamado a ser bendición para esta Nación.