Se un padre famoso

2. Sé un padre que alimenta a sus hijos. Después que el hijo pródigo se da cuenta del error que cometió, se expresa de esta manera:

Lucas 15:17: “Por fin comprendió lo tonto que había sido, y pensó: En la finca de mi padre los trabajadores tienen toda la comida que desean, y yo aquí me estoy muriendo de hambre”

Si trabajamos y esforzamos, siempre habrá bendición y alimento. Hay dos tipos de alimento que no puede faltar en nuestra casa; como cabezas de hogar y como padres de familia:

  1. El material
  2. El espiritual

En nuestra casa, no hay nadie mejor que les pueda explicar la palabra de Dios a nuestros hijos, que los papás. Nosotros, como padres, tenemos el privilegio de tomar la Biblia, un comentario bíblico, un diccionario, ir con ellos, enseñarles y explicarles sobre ello, darles un texto y que lo aprendan, porque en determinado momento les servirá.

Por ejemplo, cuando un hijo se le acerca a su padre y le pide que le explique el versículo que dice “todo me es lícito, mas no todo me conviene”, porque al hijo le gusta ir a diferentes lugares. A donde vamos, debemos ser luz; si sabemos que no nos conviene ir a determinado lugar, ¿por qué habríamos de ir? Es decir, si yo sé que Dios me sacó de una vida violenta, ¿por qué voy a un partido de futbol, donde sé que me van a golpear y voy a terminar en una pelea? Me es lícito, porque es deporte, pero si yo sé que no me voy a controlar, y reacciono violentamente, no debo ir, porque el que queda mal, es el Nombre de Dios.

Debemos enseñarles a nuestros hijos a comer lo mejor posible. Yo veo a mis hijos, porque les gusta comer comida rápida, así que sé que debo enseñarles a alimentarse mejor. La comida, se ingiere en ciertas etapas, por ejemplo, cuando se es bebé, el alimento que se ingiere es la leche; el niño crece y empieza a consumir otro tipo de productos, sigue creciendo y cambia la dieta, para crecer. Si eso es en lo material, así debe ser también en lo espiritual. Recuerde que nos interesa que nuestros niños crezcan también, porque no siempre les hablaremos de lo mismo, sino enseñémosles cosas que les sirvan, conforme a su edad.