5. Sé un padre que restaura. Lucas 15:22 (BLS): “Pero antes de que el muchacho terminara de hablar, el padre llamó a los sirvientes y les dijo: ¡Pronto! Traigan la mejor ropa y vístanlo. Pónganle un anillo, y también sandalias. ¡Maten el ternero más gordo y hagamos una gran fiesta, porque mi hijo ha regresado! Es como si hubiera muerto, y ha vuelto a vivir. Se había perdido y lo hemos encontrado. Y comenzó la fiesta.”

En ese tiempo, lo que el padre pidió para su hijo era para huéspedes de honor, para honrar a quienes llegaban a casa. Hay tres cosas que un padre debe cuidar hacia sus hijos:

1. Hónrelos. La vestidura era de honra. Póngale a sus hijos la mejor vestidura. No obstante el hijo pródigo se había portado muy mal con su padre, éste lo honró. Probablemente algunos pensarán que esa actitud demuestra falta de firmeza, pero no. El hijo volvió arrepentido, pero su padre lo honró, a pesar de haber actuado mal, haberlo perdido todo, pero regresó y eso es importante, regresó a casa y el padre lo honró.
2. Devolverles la autoridad como hijos. El padre le devolvió la autoridad de hijo, cuando le puso un anillo en su dedo. Nosotros, como padres, podemos orar por nuestros hijos para que no cometan el mismo error, cuando usted ora, rompe con eso, automáticamente Dios restaura la autoridad de hijo. Es nuestra responsabilidad y autoridad como padres, orar con ellos, porque ello es acortar su vida en la tierra y emprendiendo un camino hacia el infierno. Tenemos la autoridad y sabiduría de Dios, pero lo más importante, es romper con esa atadura generacional.
3. Ponerles el calzado de nuevo, para que no se lastimen ni tropiecen, darles instrucciones claras para que no resbalen nuevamente y se vayan en el agujero.