Detectando inseguridad en su comportamiento…
Para ser honestos, la inseguridad personal es relativamente fácil de detectar. Fallamos en verla simplemente porque la ignoramos, pretendemos que no está ahí al defendernos y desviar nuestro enfoque hacia otra cosa. Los siguientes son casos de estudio bíblico, en los que personas ordinarias como usted o yo, lucharon con inseguridades comunes de algún tipo. Tome nota de cómo se manifestó en sus vidas.
- Comparación. Usted se empieza a comparar con otros.
Peligro: Ignora el rol único que usted y otros deberán desempeñar en un equipo.
Ejemplo: Los trabajadores de la viña (Mateo 20).
- Ignora la gracia de Dios para usted, al estar preocupado con el estatus de otros.
- Refunfuña y se queja sobre injusticias que percibe.
- Juzga a los demás como menos dignos de las bendiciones que usted recibe.
“Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿Qué a ti? Sígueme tú.” (Juan 21:21-22)
- Compensación. Usted se siente como víctima, y debe compensar por su inferioridad.
Peligro: Falla en confiar en el control de Dios, al tomar los asuntos en sus propias manos.
Ejemplo: Jacob (Génesis 27, 32).
- Usted maquina cómo estar en ventaja y obtener reconocimiento.
- Pelea las batallas irracionales para obtener lo que usted cree que merece.
- Podría llegar a la deshonestidad y el engaño para obtener resultados.
“No te impacientes… Ni tengas envidia… Confía en Jehová… Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará… espera en él… No te alteres… Deja la ira.” (Salmos 37:1-8)
- Competencia. Entra a patrones egocéntricos, tratando de realizar más que los otros.
Peligro: Se vuelve obsesivo en construir su propio reino, y hará lo que sea por ganar.
Ejemplo: El hijo pródigo “mayor” (Lucas 15).
- Tiende a llevar un marcador en la vida.
- Tiende a criticar y juzgar.
- Tiende a vivir una vida egocéntrica.
“Así que, cada uno somete a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarme sólo respecto a sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga.”
(Gálatas 6:4-5)
- Compulsión. Usted es motivado a obtener la aprobación de los demás; es una persona que busca complacer a la gente.
Peligro: Se arriesga a agotarse debido a motivos impuros y expectativas no realistas.
Ejemplo: Marta (Lucas 10).
- Se distrae de las prioridades del “cuadro completo”, consumido por su propia actuación.
- El cansancio crece debido a que trata de hacer demasiado, por las razones equivocadas.
- Tiende a ser perfeccionista.
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
(1ª Corintios 15:10)
- Condenación. La actitud de juicio hacia uno mismo u otros.
Peligro: La distorsión de la realidad y la tentación de alejarse de su responsabilidad.
Ejemplo: Elías (1 Reyes 19).
- Ha sido miope a la percepción de sus circunstancias.
- Se queja sobre las circunstancias injustas y se siente abrumado.
- Teme por su propia desaparición e insignificancia.
“Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.”
(1ª Corintios 4:3-5).
- Control. Para poder sentir que usted vale, siente que debe tomar el mando.
Peligro: Usted piensa en el esquema ganar/perder, y no en el de ganar/ganar. Debido a que está trazando su propio curso, usted arriesga su integridad, protege su propio “campo” y muchas veces se desliza hacia el paradigma de la “escasez”.
Ejemplo: Sara (Génesis 16:1-6).
- Sus circunstancias determinan su entendimiento del carácter de Dios.
- Se envuelve en sí mismo y manipula a los demás.
- Eventualmente sufre del síndrome de “mártir”, sintiendo que no puede confiar en los demás.
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.” (Jeremías 29:11-13)