Mi agenda para el 2012

 

4. Dejaré las cosas desagradables.

Colosenses 3:8-10 (TLA): “Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes, ni se mientan unos a otros, porque ustedes ya han dejado la vida de pecado y ahora viven de manera diferente. En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor.

 

Tal vez no pueda evitar enojarse, pero no puede vivir enojado y estar así todo el tiempo, porque eso sí es un problema. Según Pablo, todo lo anterior es pecado y son cosas desagradables, que debemos dejar. La Biblia habla que nos revistamos de Jesucristo; no puede ser que yo diga “soy cristiano”, pero mi vestidura o lo que se ve, diga otra cosa. No puedo adorar a Dios y mientras estoy en la calle, mi actuar diga otra cosa. Ni que en el trabajo, diga “soy cristiano”, pero cuando se me pide algo extra, lo primero que haga es discutir que no es mi atribución, que no me pagan lo suficiente, ni lo justo. Debemos demostrar que Dios está con nosotros, y es válido que nos enojemos, pero no debemos vivir enojados. Hay cosas que tenemos que dejar, para que nos vaya mejor este año.

 

Yo soy el primero en levantar la mano para decir que soy enojado; por supuesto que me enojo, hay cosas que me molestan, soy humano, pero trato de abandonar eso lo más rápido posible, hay veces que mejor veo hacia otro lado, me retiro, me pongo a cantar, pero hago algo con tal de abandonar eso, pues sé que no le agrada a Dios; según el pasaje que leímos, Dios lo califica como pecado, así que si vivimos enojados, somos pecadores; si nos insultamos entre nosotros, somos pecadores; si nos decimos cosas desagradables entre nosotros, somos pecadores. Dios ama al pecador, pero no al pecado. Y es triste que el Señor haya pagado ese gran precio por nosotros, y ahora, vivamos de una manera que no le agrada a Él. Dios quiere que seamos personas bendecidas, pero aprendamos a matar los malos deseos y a abandonar esas prácticas que no le agradan a Él.

 

Qué bonito es encontrar a una persona que sabemos que nos bendecirá, tan sólo con escucharla hablar. No hay necesidad de que digamos “¿lo ve? Soy cristiano, aquí está mi biblia”, será innecesario, pues tan sólo con la forma de hablar, las personas sabrán que lo somos, porque les bendecimos. Así debemos manejarnos. Muchas personas han perdido negocios, trabajos, amistades, por un mal carácter, porque no son sinceros, porque en la iglesia se conducen de una manera, y en la calle, de otra muy distinta. Estamos pidiendo las bendiciones de Dios, pero ¿cómo estamos viviendo? Todo lo que Pablo escribió en las cartas, era para que esas personas no se perdieran, para que siguieran recibiendo las bendiciones de Dios, lo siguieran conociendo y para que, a pesar de las adversidades, disfrutaran de la misericordia de Dios. Pablo lo hacía, a pesar de estar encarcelado; pero son palabras que son para nosotros también.